En una ciudad como Nuev Orleans, repleta de leyendas y misterios, surge una que fue completamente cierta. Racismo, torturas y muertes se conjugaron en una vieja casa victoriana. Una mansión de ensueño que tras su fachada ocultaba la peor de las pesadillas. En ellas siempre aparecías el frío rostro de una perversa mujer, Delphine Lalaurie.
La cara oculta
Todas las familias idílicas esconden secretos imposibles de desvelar. Lo que ocultaba el matrimonio Lalaurie iba más allá. El doctor Louis Lalaurie se casó el 25 de julio del año 1825 con Delphine Macarty, una mujer de origen francés que había enviudado en sus dos anteriores matrimonios. La pareja tenía como principal objetivo codearse con las altas esferas de Nueva Orleans para así adquirir poder y popularidad, el primer paso para ello era adquirir una mansión que fuera la envidia de todos y en la que poder llevar a cabo fiestas y celebraciones para impresionar a los más distinguidos invitados. En el año 1831 compraron un lujoso edificio situado en el 1140 de la calle Royal. Y lo llenaron de esclavos para poder atender las necesidades de tan elaborados festejos. A partir de esta fecha la fama y el prestigio del matrimonio comenzó a subir como la espuma. Él se convirtió en un reputado médico con numerosos pacientes de alta alcurnia; ella, en la anfitriona perfecta, mujer elegante y distinguida, era el complemento perfecto de su marido.
Al cabo de los años , del interior de la lujosa mansión comienzan a surgir rumores. Los mentideros del barrio hablan de maltrato y humillaciones a alguno de los esclavos. Comienzan a surgir testimonios que aseguran haber presenciado palizas a hombres y mujeres del servicio. Uno de esto testimonios habla de un episodio cruel e inhumano. Mientras una de las jóvenes del servicio peinaba los cabellos de madame Lalaurie, cometió un error fatal. De forma involuntaria el peine se trabó con su cabellera pegándole un pequeño tirón. Aquel incidente, tan habitual por otras parte mientras se peinan los cabellos, le iba a costar muy caro. La señora de la casa fuea de sí comenzó a perseguir a la pequeña esclava por toda la parte de arriba de la mansión, mientras la gritaba y golpeaba con dureza. La niña aterrorizada acabó en el tejado de la casa huyendo de la paliza que su ama le estaba propinando. De repente, la joven cayó al vacío perdiendo la vida.
Este incidente fue presenciado por vecinos y transeúntes. El cadáver de la niña fue enterrado de forma clandestina en el patio de la casa de madrugada. El asunto llegó a las autoridades, pero los buenos contactos del matrimonio diluyeron la injusticia.. Una comisión presidida por un íntimo amigo de la pareja investigó las condiciones en las que los esclavos vivían en la mansión. Lógicamente no hubo pruebas para acusarles. En cuanto a la drámatica muerte e la joven, fue tratada poco menos que como un mero accidente. Los Lalaurie fueron multados con 300 por aquella muerte. Además, les quitaron a sus esclavos, sin embargo se acogieron a una argucia legal para recuperarlos. Fueron comprados por familiares suyos que a su vez se los revendieron. Aquellos hombres y mujeres no tuvieron más remedio que regresar al infierno del 1140 de la calle Royal. Y es que el incidente de la niña era sólo la punta del iceberg de lo que allí se gestaba.
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El zulo del horror
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Los Lalaurie habían hecho de esa habitación una sala de experimentos para los cuales habían empleado a sus propios esclavos como si fueran cobayas. La buhardilla estaba repleta de bisturís, sierras y jeringas que habían empleado para tan macabro fin. Además, una espeluznante colección de frascos con la sangre de decenas de personas daba fe de cómo la vida se le había ido a todos esos seres humanos. Hombres y mujeres que habían permanecido quién sabe durante cuánto tiempo en condiciones infrahumanas. Bocas cosidas para evitar los gritos, agujeros en las tripas en los que se metían palos para remover las entrañas, niños con la piel arrancada dejando al aira músculos y nervios, heridas repletas de insectos que se alimentaban del sufrimiento humano. Los bomberos tuvieron claro que aquel incendio no habñia sido casual. Los esclavos no aguantaron más las salvajadas del matrimonio. El fuego fue la señal de alarma que emplearon para denunciar aquello.
Los brutales acontecimientos que habían tenido lugar en la casa en la que se daban las fiestas más lujosas de toda Nueva Orleans conmocionaron a toda la ciudad. La policía comenzó a registrar minucuosamente el caserón. En el patio aparecieron enterrados restos de decenas de cuerpos humanos, que habían perecido víctimas de la crueldad de un matrimonio de sádicos. De los Lalaurie poco más se supo. Hay quien dice que al tiempo que se destapaban las torturas y las muertes, un coche partía precipitadamente por la parte posterior rumbo a ninguna parte.
La huida de los Lalaurie
Las teorías sobre lo que le ocurrió a aquel matrimonio de asesinos son varias. Hay quien dice que huyeron a Francia con la familia de ella. Otros que se cobijaron en algún lugar cercano a Lousiana.
Los Lalaurie pasaron el resto de sus días en alguno de estos enclaves. Sobre la muerte de Delphine surgen varias teorías: unas apuntan a que falleció en un accidente de caza embestida por un jabalí, otras en cambio indican que los últimos días de esta cruel mujer los pasó de forma tranquila arropada por sus familiares en París. Lo que si parece seguro es que tras fallecer sus restos fueron devueltos a la que había sido su ciudad y descansan un cementerio de Nueva Orleans.
Los Lalaurie pasaron el resto de sus días en alguno de estos enclaves. Sobre la muerte de Delphine surgen varias teorías: unas apuntan a que falleció en un accidente de caza embestida por un jabalí, otras en cambio indican que los últimos días de esta cruel mujer los pasó de forma tranquila arropada por sus familiares en París. Lo que si parece seguro es que tras fallecer sus restos fueron devueltos a la que había sido su ciudad y descansan un cementerio de Nueva Orleans.
Celphine Lalaurie: el rostro del mal
Todas las investigaciones que se llevaron a cabo a raíz de los crímenes de la mansión Lalaurie apuntan a que los hilos de tan depravada afición eran movidos por Delhine. Una mujer que según los que más la conocían escondía debajo de su apariencia educada y sofisticada un cerebro enfermo ansioso de sangre y dolor ajeno. Delphine Macarty nació en 1775 en el seno de una familia acomodada de Nueva Orleans. Cuentan las crónicas que el germen de todo el odio y maldad acumulado por ella a,o largo de toda su vida pudo ser el asesinato de su madre y hermano tras una revuelta de los esclavos. Un suceso que, aunque no está contrastado, de haberse producido marcaría la vida de la pequeña Delphine.
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Esta enigmática mujer contrajo dos veces matrimonio y en las dos ocasiones enviudó. La primera en 1880 con Ramón de López y Angulo, que fallecería en 1804, y la segunda en 1808 con Jean Blanque, un comerciante de esclavos que moriría en 1816. Años despúes conocería al doctor Louis Lalaurie, con el que se casaría en 1825. La muerte de sus dos anteriores esposos pesaría para ella como una losa que arrastraríael resto de sus días. Hay quien especula con la hipótesis de que fuera la propia esposa la que se deshiciera de sus maridos al no cumplir sus expectativas económicas y no alcanzar el estatus que ella esperaba. Lo que sí es cierto es que Delphine Lalaurie era una persona malvada y tremendamente ambiciosa que se movía por dos factores:
el dinero y el odio.
el dinero y el odio.
Gritos en la noche
Después de que los esclavos mutilados fueran retirados de la casa, ésta fue saqueada por la
muchedumbre. La casa permaneció vacía durante muchos años, cayendo en un estado de ruina y decadencia. Mucha gente afirmaba oír gritos de agonía que venían de la mansión vacía por la noche y veían supuestas apariciones de esclavos andando en los balcones y en los patios. Algunas historias incluso decían que vagabundos que habian entado a buscar refugio no habían vuelto a ser vistos.
muchedumbre. La casa permaneció vacía durante muchos años, cayendo en un estado de ruina y decadencia. Mucha gente afirmaba oír gritos de agonía que venían de la mansión vacía por la noche y veían supuestas apariciones de esclavos andando en los balcones y en los patios. Algunas historias incluso decían que vagabundos que habian entado a buscar refugio no habían vuelto a ser vistos.
La casa se subastó en 1837 y fue comprada por un hombre que sólo la tuvo tres meses. Se asustó de los extraños ruidos, gritos y gemidos que surgían por la noche y pronto abandonó el lugar.
Después de la guerra civil, la reconstrucción hizo que la mansión Lalaurie se convirtiera en una escuela de señoritas del distrito más bajo, pero en 1874, la Liga blanca forzó a las niñas negras a dejar el colegio. Un tiempo más tarde.un consejo escolar segregacionista cambió las cosaas completamente e hizo que el colegio fuea sólo para chicos negros. Esto duró un año.
En 1882, la mansión una vez más llegó a ser el centro de la sociedad en Nueva Orleans, cuando un profesor la convirtió en un conservatorio de música y un colegio de baile de moda. Durante algún tiempo todo iba bien ya que el profesor tenía prestigio y atraía a estudiantes de clase alta de las familias locales...pero entonces ocurrió algo terrible.
Un periódico local escribió una acusación contra el profesor sobre supuestos abusos y ofensas hacia los jóvenes, justo antes de que tuviera lugar un acto social en el colegio. Estudiantes e invitados huyeron del lugar y el colegio ue cerrado al día siguiente.
Unos años más tarde, Jules Vignie, el excéntico miembro de una rica familia de Nueva Orleans, apareció muerto en el interior de la casona. Vignie había vivido secretamente en la casa desde 1880 hasta su muerte, en 1892. Fue hallado muerto en un andrajoso catre de la mansión, viviendo en la mugre. Paradógicamente, escondidos en otras estancias se hallaron diferentes antigüedades de incalculable valor y varios miles de dólares ocultos en su colchón. Tiempo después, los rumores de un tesoro perdido circularon por Nueva Orleans pero pocos se atrevieron a entrar a buscarlo.
La casa fue abandonada de nuevo hasta finales de 1890. En este tiempo de gran inmigración a América, muchos italianos fueron a vivir a Nueva Orleans. Los propietarios rápidamente se hacían con edificios antiguos y abandonados para convertirlos en casas baratas. La mansión Lalaurie fue una de estas casas, y para muchos de losinquilinos, incluso la renta baja no era suficiente para permanecer allí.
Durante ese períodoocurrieron de nuevo extraños sucesos en el vetusto edificio. Entre ellos, se cuenta un encuentro entre un vecino y un hombre negro desnudo encadenado. El esclavo desapareció de forma abrupta. Otras historias cuentan que había animales masacrados en la casa. Los niños eran atacados por un fantasma con un látigo; figuras extrañas aparecían cubiertas en sudarios; una joven madre estaba aterrorizada al encontrarse a una mujer con elegante vestidos de noche inclinándose sobre su bebé; y por supuesto, los siempre presentes sonidos de gritos, gemidos y chillidos que se repetían en la mansión cada noche.
La casa se convertiría más tarde en un saloon y después en un almacén de muebles. El primero aprovechó la fama de las leyendas, fue bautizado el "saloon encantado". El propietario conocía muchas de las historias de fantasmas y mantenía un registro de las cosas extrañas experimentadas por los dueños. El negocio funcionó durante algún tiempo, pero lo paranormal una vez más ahuyentó al público.
El almacén de muebles no prosperó tan bien en la antigua cas Lalaurie. El dueño encontró toda su mercancía destrozada en distintas ocasiones, cubierta de un líquido oscuro y pegajoso. Una noche, cansado de perder dinero, espero provisto de una escopeta a que los ladrones volvieran. Cuando amaneció, los muebles estaban todos destrozados una vez más, aunque ningún humano había entrado en el edificio. El propietario cerró el lugar.
En la actualidad
A día de hoy la casa Lalaurie acoge a gentes pudientes que compran apartamentos en el viejo edificio. Las leyendas siguen presentes en la que para muchos es la casa encantada más famosa de una ciudad como Valencia, que está llena de misterios. Vudú, brujería, zombis y fantasmas discurren por las calles de la localidad más grande de Nueva Orleans. Leyendas ancladas en el tiempo que, a diferencia de lo que ocurre en España, permanecen ligadas a la identidad de sus gentes. Alí los misterios no se tapan sino que se destapan. Conforman uno de los atractivos que se pueden ofrecer a los visitantes. Ya saben, cualquier motivo es bueno para visitar Nueva Orleans, aunque sea para pisar la mítica mansión. Y visitar la tumba de ese monstruo humano que fue Delphine Macarty.
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